CAPÍTULO 6
Los fuertes golpes de la puerta casi hacen que
me caiga de la cama. Aún medio dormida me dirigí a abrir la puerta y descubrí a
Jul.
- ¿Pero aun no te has vestido?
- ¿Vestirme para qué?
Ella no contestó y simplemente sacó mi
uniforme del armario.
- Ve vistiéndote- me ordenó. Como no tenía
muchas ganas de protestar le hice caso, y me vestí mientras ella sacaba los
tacones que me había prestado.
Me peiné y dejé el pelo suelto, sin ninguna
forma concreta, simplemente echado un poco hacia atrás. En cuanto estuve lista
salimos de mi cuarto y seguí a Jul hasta el comedor, donde ya se encontraban
todos los alumnos. En sus respectivos asientos también se encontraban ambos
directores, hablando entre ellos, aunque Francis se me quedó mirando fijamente
cuando entré y yo, no dispuesta a dejarme intimidar, le miré desafiante.
- ¿Por qué esas miradas?- preguntó alguien
mientras me chocaba y comenzaba a caer.
Miré y era Kile, otra vez con la misma
sonrisilla divertida que había puesto la noche anterior después de que me
chocara con él. Esta vez se había anticipado a mi caída y en vez de sujetarme
por las muñecas, me sujetaba por la cintura.
- ¿Es un juego tuyo esto de chocar conmigo para
luego impedir que me caiga?- pregunté mientras alejaba sus manos de mí.
- Eres tú, que debes mirar por donde vas-
respondió con una gran sonrisa.
Molesta, dejé de mirarle y volví a prestar
atención a Francis, que contemplaba con una sonrisilla la escena. Le arrugué la
cara y continué andando, en dirección a la mesa donde Jul se había sentado.
- Oye no te vayas- dijo Kile mientras comenzaba a
caminar a mi lado.
Al llegar donde se encontraba el grupo, me
senté al lado de Betty y Kile, decidido a sacarme de quicio, se sentó a mi otro
lado. Para intentar evitar que me hablara me giré completamente hacia Betty y
le di la espalda a él, pero incluso así pude sentir como se ponía a jugar con
mi pelo. Giré mi cabeza y le miré amenazante, pero él solo me dedicó una
divertida sonrisa y siguió jugando con mi pelo cuando volví a mirar hacia
delante.
–
Muy bien chicos- dijo el director y todo el
mundo se calló-. La charla de esta mañana será breve: los alumnos de la
academia Sullivan asistirán a clases normalmente, es decir, tendrán clases
diurnas. Por otro lado, los alumnos de la academia Snake tendrán clases
nocturnas.
La sala estalló en un estruendo de quejas y
desaprobaciones ante aquello.
- Parece que no estaremos juntos en clase-
susurró Kile en mi oído.
- Creo que eso es lo único bueno de todo esto-
dije mientras le miraba.
- ¿Tan desagradable te resulto?- preguntó.
Nuestros rostros estaban demasiado cerca, y pude sentir su cálido aliento
envolviéndome por cada palabra que salía de su boca.
- No, pero ya te avisé anoche- dije-. No pierdas
el tiempo conmigo.
Me levanté de golpe y comencé a andar hacia la
puerta. Ya no tenía nada que hacer allí, así que no merecía la pena perder más
tiempo, pero al parecer el mundo no pensaba ponerme las cosas fáciles ni por un
mínimo momento en toda mi vida, porque allí, enfrente de la puerta cerrada, se
encontraban dos guardianes y para mi sorpresa, eran la chica miedica que me
había recibido en la academia Snake y el chico dormilón con el que nos habíamos
encontrado.
Ambos me miraron, pero solo me reconoció la
chica, que abrió los ojos como platos ante la sorpresa, lo que provocó que yo
soltara una risita que, entre aquel alboroto, solo nosotros tres pudimos
escuchar.
- ¿De qué te ríes?- preguntó él.
Veo que las horas de sueño durante la jornada
de trabajo te han borrado la memoria- le dije, y miré a la chica-. Qué raro que
a ti no te la haya borrado el miedo.
Pude ver como su garganta se movía mientras
ella tragaba saliva.
- Kate, ¿se puede saber qué es lo que pasa?- le
preguntó algo nervioso y supe, por la mirada que dedicó a alguien detrás de mí,
que tenía miedo de que los directores hubiesen escuchado mi comentario.
- Solo déjame salir- dije, y alargué la mano
hacia el pomo de la puerta.
- No puedes salir- dijo el chico,
interponiéndose entre la puerta y yo.
- ¿Hay algún problema Daniela?- preguntó la
directora a lo lejos. Su voz fue tan imponente que todo el alboroto se sumió en
un profundo silencio.
- No, ninguno- respondí mientras giraba mi
cabeza para poder verla-. Simplemente les decía a estos amables y eficientes
guardianes que me dejaran salir- mi énfasis en la palabra “eficientes’’ hizo
que ambos guardianes me miraran con nerviosismo.
- ¿Y dónde se supone que vas?- preguntó la
directora con aparente interés.
- A dormir- contesté-. Al parecer tengo clases
en horario nocturno, así que necesitaré estar descansada para esta noche.
- Si es por eso, entonces dejadla marchar- dijo
ella. Con una satisfecha sonrisa en el rostro, me di la vuelta y abrí la puerta
para salir.
Pero no tuve tiempo ni de poner un pie fuera
cuando algo se abalanzó tan bruscamente sobre mí que me hizo sobrevolar un par
de mesas y hacer que me chocara con la tercera.
El impacto hizo eco en toda la estancia.
La cabeza me dolió, pero mi espalda me ardió y
solté un pequeño gemido. El dolor me recorrió toda la columna, pero la rabia
fue lo que se apoderó de mi cuerpo. Me levanté, algo mareada, y miré un momento
la mesa con la que había chocado, y al ver que estaba algo estriada, arranqué
un trozo de madera. Metí la mano debajo de mi falda y saqué la daga que tenía
guardada en un bolsillo que había cosido yo misma. Una vez armada, solo me
faltaba encontrar a mi presa y es que lo que más me enfurecía era el hecho de
que me habían cogido desprevenida, algo que a mí rara vez me pasaba.
Y allí estaba, sacudiéndose las astillas de
madera que se habían impregnado en su camisa, una vampira rubia de ojos negros
y tez pálida. Lo único que me impedía clavarle aquel trozo de madera justo en
su corazón, era una mesa llena asustados alumnos, así que avancé, no dispuesta
a dejar que esa zorra se escapara, y usé el banco donde aquellos alumnos se
sentaban como escalón para subir a la mesa.
- Daniela, para- ordenó la directora detrás de
mí justo cuando tan solo me faltaban un par de centímetros para llegar al final
de la mesa.
Y, no sé por qué, paré y me quedé allí
plantada.
- Adelanta, guapita- me instó la vampira-. Ven a
por mí- en lugar de eso, de mí salió un sonido, algo fiero y salvaje, una
especie de gruñido que hizo que la vampira titubeara un poco.
- ¿Quién eres?- preguntó la directora.
- ¿Acaso no lo ha adivinado todavía?- dijo la
vampira mirando por detrás de mí-. El clan del que huyes lleva persiguiéndoos
desde hace bastante, es difícil creer que no puedes reconocer a uno de sus
miembros.
Mientras tanto yo evalué mi posición.
Mi objetivo desde el principio había sido
abalanzarme sobre ella y usar el factor sorpresa en mi beneficio, pero ahora
ella podría actuar ante un ataque mío si proseguía con lo planeado. Si saltaba
corría el riesgo de que ella me cogiera antes de aterrizar y me lanzara por los
aires, así que no era una buena idea, pero si me limitaba a correr hacia, ella
escaparía. El único modo de conseguirlo era que ella viniese hacia mí pero,
¿cómo?
Por lo que había visto, a la chica le gustaba
esto de ser perseguida, pero tenía intentar algo para enfadarla…
- ¿Qué queréis de mi academia? ¿Por qué hacéis
pasar por esto a mis alumnos?- preguntó, y el tono de voz de la directora sonó
algo desesperado.
…así que probé suerte.
- ¿Piensas que responderá a tus preguntas?- dije
yo sin apartar la vista de la vampira-. Puede que este sitio no sea de lo más
seguro que hay, pero venir solo es como meterse en la boca del lobo, así que el
único motivo por el que ella ha venido es porque ya no tiene nada que perder,
porque ella ya está perdida.
Los ojos de la vampira brillaron de rabia y
pasaron de ser negros, a ser rojos. Sin saber cómo, había dado en el blanco con
mis suposiciones y gracias a eso, había logrado mi objetivo.
La tía se había enfadado.
- ¿Qué pasó querida?- pregunté con una
sonrisilla-. ¿Traición? No, ya te habrían matado de ser así. O es que… ¿ya no
les sirves y te han desechado?
Sin pensárselo dos veces, se abalanzó sobre
mí, dándome acceso directo a su corazón, donde clave el trozo de madera con
tanta fuerza, que le atravesó hasta asomar la punta por el otro lado. Con sus
brazos casi muertos alrededor de mí, durante unos segundos nos quedamos en una
especie de dramático abrazo, antes de alejarla de mí unos centímetros y
cortarle la cabeza con la daga. La cabeza rodó un poco por la mesa, hasta que
se quedó enfrente de una chica a la que se le puso la cara verde de asco, y yo
dejé caer el cuerpo estacado.
Me bajé de la mesa y en cuanto puse un pie en
el suelo me dio un pequeño mareo y lo vi todo borroso. Cuando el efecto se me
pasó, me giré hacia la directora.
- ¿Hay enfermería por aquí?- pregunté.
- Sí, por supuesto- dijo, comprendiendo que el
choque con la mesa me había pasado factura-. Por favor que alguien la acompañe.
Me giré y allí estaba Kile, con esa sonrisita
en el rostro a la que ya me estaba acostumbrando.
- ¿No hay más voluntarios?- pregunté y él sonrió.
Me sujetó por la mano que tenía libre y
comenzó a andar, llevándome con él. Su agarre de mi mano no era apretado, pero
si firme y cálido, muy muy cálido. Sinceramente me gustaba aquella agradable
sensación de calidez que me provocaba su tacto, pero al mismo tiempo me
sorprendía, y es que los vampiros normalmente nunca tienen la piel cálida, sino
fría. Intenté soltarme, pero él no me dejó.
- ¡Hey, suéltame!- me quejé.
Como siempre, él se limitó a sonreír.
No, no me puedes dejar aqui!!!!!! No hay derecho!!!! Es injusto, cuando he sido yo injusta... Nunca... jejejeje. Así que pido por favor un poco de apresuramiento en el siguiente capi. Aunque se, q es epoca de examenes.
ResponderEliminarMecachis!!!!
Siento tardanza!!!! Estuve muy liada con dos asuntos.
Jajajjaja Prometo que hago lo que puedo por publicar. Y no pasa nada por la tardanza jajajjaa yo también tardo lo mio para publicar.
ResponderEliminarBesos y abrazoooos
Joooooooooooo....
ResponderEliminar¡¡¡No puede ser!!! Porfi, hermanita, maaaaaaaaas capítulos (ya se que tas de exámenes jijijiji)
Me gusto mucho este capitulo, esta muy interesante.
Muchos besos