martes, 22 de octubre de 2013

.Pura.

CAPÍTULO 3


- ¡Y todo por un tío!- exclamé.

Caminaba de un lado a otro intentando calmarme, pero me era imposible. La adrenalina invadía mi cuerpo y necesitaba seguir soltando mi rabia de alguna manera. Donovan, que era el que me había llevado fuera, trataba de sujetarme para que me calmase, pero evitaba sus manos cada vez que me intentaba coger.

- Mi conversación con él no duró ni dos minutos- seguí hablando-, y sin embargo esta tía se ha vuelto loca. No es mi problema que ella no sea lo suficientemente buena para él y el pobre tenga que ir a ligar con otras. ¿Acaso le dije yo a Morris que se acercara a mí? No, por supuesto que no. Ni siquiera le vi cuando entré en la discoteca. Él solo se me acercó por detrás. Pero claro, eso ella no lo vio, porque prefiere echarme la culpa a mí y dejar a su noviecito impune. ¡Pues mira tú por donde, a mí no me da la gana!- sabía que estaba en mitad de la calle de noche gritando como una loca, pero no me importaba-. Y encima me dice que no sabe con quién me estoy metiendo, ¿te lo puedes creer? Yo es que me muero de la risa. Ja, ja, ja- me reí falsamente, sonando como una señora histérica-. Como si ella supiera con quién se ha metido.

Paré un segundo, dándome cuenta de que estaba hiperventilando, e intenté calmar mi respiración. Donovan aprovechó ese momento para sujetarme por los brazos y ponerme frente a él. Examinó mi cuerpo, en busca de lesiones, y luego se centró en mi cara. Pasó un dedo por mi labio inferior e hice una mueca de dolor por el roce. Cuando levantó el dedo, había sangre allí, mi sangre, y lamí mi labio, notando un corte en él. Luego examinó mi frente y puso cara de disgusto cuando la miró bien.

- Tienes una brecha- dijo-. Quizás haya que darte puntos.

Se me quedó mirando a los ojos, mi cara entre sus manos, y tragué saliva, llevando con ella parte de la sangre de mi boca.

- ¿Estás bien?- preguntó.

Al principio no contesté, sorprendida por su pregunta, ya que apenas nos habíamos conocido hacía un rato y sus ojos mostraban tanta preocupación que me dieron ganas de llorar.

- Sí- dije, mi voz un simple susurro-, estoy bien.

Él asintió.

- Sinceramente estoy sorprendido- confesó-. Te has defendido bien a pesar de ser...

Se quedó en silencio.

- ¿Humana?- terminé por él-. Si, me las desempeño bien con el tema sobrenatural. Darle un par de patadas en el trasero a una vampira no es nada nuevo para mí.

Esta vez el sorprendido era él.

- No pongas esa cara- me reí.

Su expresión se relajó, pero solo un poco.

- ¿Puedo saber cómo una chica como tú se ha metido en el tema sobrenatural?- preguntó.

- Te lo contaré en otro momento- dije, sonriendo-. A propósito, ¿una chica cómo yo?

- Ya te lo dije dentro- se encogió de hombros y bajó sus manos-, una chica hermosa.

Le sonreí.

Noté como mis mejillas ardían un poco, y agradecí que fuera de esas chicas a las que las mejillas no se les ponen rojas con facilidad. La primera vez había tomado el cumplido como una forma de explicarme el asunto de Morris y del hambre de los vampiros, pero en esta ocasión era algo más íntimo, más personal. Se trataba de un chico diciéndole a una chica que le parecía guapa, hermosa, y ni siquiera había usado mis desentrenados encantos femeninos. Al contrario, me había peleado en una discoteca con una vampiro y él había visto mi lado de chica dura. ¡Tenía una brecha en la frente y él me decía que le resultaba hermosa! Eso demostraba que no solo se necesitaban encantos femeninos para ligar.

Punto para mí.

Alguien carraspeó con la garganta a nuestro lado en ese momento y ambos miramos en la dirección del sonido. Un vampiro alto, con el pelo negro a la altura de los ojos y echado hacia un lado con fijador. Llevaba un jean azul marino, una camisa gris, una chaqueta americana blanca desabotonada y unos zapatos náuticos azules con los cordones blancos. Aquel conjunto le quedaba como un guante, resultando elegante pero informal al mismo tiempo. Su despreocupada forma de caminar y su manera de llevar los hombros caídos con las manos metidas en los bolsillos de su jean, le daban un aspecto pintoresco y atrayente. Sus ojos, de color aguamarina, me miraban con intensidad, examinándome, haciéndome estremecer. Intenté apartar mi vista de él, para parecer desinteresada, pero no lo logré.

Era demasiado atractivo como para dejar de mirarle.

- Donovan, ¿está todo bien?- preguntó el vampiro-. Tenemos una conversación que terminar.

¿Así que aquel era el tipo con el que Donovan había venido a hablar? ¿Ese era el dueño del local?

- Me temo que tendremos que aplazarlo, Nathan- dijo Donovan. Contuve la risa mientras miraba al vampiro. ¿Nathan era el dueño del Nathan's Club? La verdad, no se había complicado mucho la vida al buscar un nombre-. Ella necesita que la examine un médico- le miré.

¿Estaba aplazando su reunión con un vampiro por mí?

- Oh, no hace falta- dije-. Estoy bien, de verdad.

- Lilianne- dijo Donovan, mirándome seriamente-, no pienso dejar que te marches así. Has perdido sangre, podrías desmayarte mientras conduces.

Mientras decía eso, sentí la mirada de Nathan en mí y cuando le miré, vi que estaba observando la herida de mi frente, con hambre en sus ojos.

- De verdad que no es para tanto- insistí.

- Si queréis- dijo Nathan-, podéis venir a mi casa. Tengo un botiquín en el baño.

- Entonces vamos- dijo Donovan, sin darme opción de negarme. Instantáneamente Nathan avanzó hacia nosotros y nos pasó de largo.

Los dos le seguimos en silencio, hasta cruzar la esquina y entrar en un callejón sin salida.

- ¿A dónde vamos?- pregunté, extrañada.

- A la puerta trasera- contestó Nathan-. No quiero arriesgarme a que las gatitas se peleen de nuevo en mi local si entramos por la puerta principal.

- ¿Vives en la discoteca?

- Corrección- contestó, mirándome por encima de su hombro con una sonrisa-. Vivo al lado. Así si surge algún problema puedo acudir a resolverlo rápidamente.

- Tiene lógica- susurré.

En ese instante mi muslo vibró y abrí la cremallera del bolsillo de mi pantalón para sacar el móvil. Era un mensaje de Rachel, corto pero directo al grano.

"¿Algún chico guapo?" era lo que decía el mensaje.

Me reí mientras marcaba su número para llamarla y ambos chicos me miraron con curiosidad.

- Por lo que veo no hay ningún chico guapo después de todo- dijo Rachel al otro lado del teléfono.

- ¿Por qué lo dices?- pregunté.

- Porque si estuvieses con alguno no me hubieses llamado- me reí.

- Oye, que te haya llamado no quiere decir que no esté con algún chico- dije mirando a los dos que caminaban delante de mí.

- ¿Estás con uno?- preguntó Lynette interesada.

- No- dije-. Estoy con dos.

Ambas gritaron de emoción por la noticia y tanto Donovan como Nathan me miraron, escuchando los gritos. Donovan algo sorprendido, entendiendo de qué iba la conversación, y Nathan con divertida picardía. En aquel momento estábamos entrando en una puerta marrón que había en el callejón y comenzamos a subir unas escaleras.

- Lilianne eso no es justo- se quejó Lynette-. Déjanos alguno a nosotras.

- Sí, claro- dije-. Tú solo elige a cuál de los dos prefieres, ¿al poli o al vampiro?- hubo un silencio al otro lado durante un segundo.

- ¡¿Lilianne qué demonios has hecho esta vez?!- exclamó Rachel.

- No es lo que creéis- dije-. A Donovan, el poli, le conocí en la discoteca. Hasta le pregunté si venía a detenerme y, aunque parezca sorprendente, dijo que no- eso hizo que Donovan se riera-. Venía a hablar con Nathan, el vampiro y dueño del local.

- No nos estás mintiendo, ¿no?- preguntaron ambas.

- No les estoy mintiendo.

- Pero tampoco les está diciendo toda la verdad- exclamó Nathan para que ellas pudieran oírle.

- ¡Oh! ¿Quién de los dos es ese?- preguntó Lynette con exagerada emoción.

- Lo más importante- dijo Rachel-. ¿Por qué dice que no nos estás contando toda la verdad?

- Oye Nathan- dije con tono de enfado-, calla un ratito, ¿sí?

Él se encogió de hombros e hizo un gesto de cerrarse la boca con cremallera, pero sonrió cuando lo hizo.

- ¿Qué ha pasado, Lilianne?- insistió Rachel.

Yo suspiré.

- Digamos que me he peleado con una vampira en la pista de baile.

- ¿Te has peleado?

- Sí- dije-. Pero no ha sido nada grave, estoy bien. Un par de heridas solo.

Donovan me miró enarcando una ceja y yo me encogí de hombros. No quería preocupar a las chicas, y ocultarles la gravedad de mis heridas, era necesario para cumplir ese fin.

- Me alegro- dijo, su voz sonando preocupada-. Por favor Lili, es tu primera noche ahí y ya te estás peleando con los sobrenaturales. ¿Todavía piensas que es buena idea mudarnos a ese lugar?

- Sí, no te preocupes- dije-. Intentaré, y que conste que he dicho "intentaré", evitar los encontronazos innecesarios con los sobrenaturales.

Mientras decía aquello, miré apenada el suelo. De verdad quería poder cumplir aquello y ser una chica normal la mayor parte del tiempo, pero lo sobrenatural parecía encontrarme donde quiera que fuera.

- Está bien- dijo-. Ya sabes que solo queremos que estés bien.

- Lo sé- fue lo único que dije.

- Bueno, nosotras nos vamos a dormir- dijo con un tono más alegre, pero adormilado-. Diviértete con los chicos.

- Ya veremos- me reí.

- Y me pido al poli- añadió Lynette-. El vampiro es tuyo.

Miré a Nathan, que supe que estaba escuchando la conversación, y encontré sus ojos en los míos. Vocalicé un "ni lo sueñes" con los labios, dándole a entender que no pensaba liarme con él, y rio en respuesta.

- Buenas noches chicas- dije.

Colgué el teléfono y lo devolví a mi bolsillo.

- ¿Tus amigas?- preguntó Donovan.

- En efecto- contesté.

- ¿De verdad es tu primera noche aquí?- preguntó Nathan.

- ¿Qué?- dijo Donovan mirándome sorprendido-. ¿En serio?

- Sí- dije, encogiéndome de hombros-. Mis amigas y yo nos vamos a mudar a una casa en Lake City. Ellas aún no han venido porque están traspasando los papeles para la universidad. En cambio yo no estoy en la universidad, así que por eso he venido antes.

- ¿Lake City?- preguntó Donovan-. Qué bien. Yo tengo mi centro de operaciones principal en la comisaría de la ciudad. Podrías pasarte por allí en algún momento, así conocerás a mi equipo.

- Será estupendo- dije-. Así tendré algo que hacer. ¿Puedo pasarme en cualquier momento?

- Sí claro- dijo-. Tú solo pregunta por mí.

- Bueno- dijo Nathan-, si habéis terminado con vuestros planes, entremos en mi cuarto.

Y eso hicimos.

Nathan abrió la enorme puerta que daba a su cuarto y entramos detrás de él. Era grande y espacioso. Al fondo una enorme cama bien hecha con una colcha color vino y un cabecero negro. A nuestra derecha una especie de salón en miniatura, con un par de sillones, una mesa baja entre ellos y una estantería de color caoba oscuro, y al lado de ella una cómo con un joyero, algunas fotos y varias colonias. A nuestra izquierda había un despacho, con una mesa de reuniones, sillas y más estanterías, esta vez con carpetas, unas pocas estatuillas y más fotos. Otra puerta del mismo color que la anterior estaba abierta a un par de metros del despacho, dejando ver una pequeña parte del baño.

- El baño está por allí, gatita- dijo Nathan, señalando la puerta abierta-. Donovan, tú ven conmigo.

Ambos hicimos caso, y yo fui al baño mientras ellos dos comenzaban a hablar.

4 comentarios:

  1. Muy muy interesante y muy divertido.
    Ya conocí a los protas a ver como se desarrolla la historia, y todavía no me decanto con ninguno de los chicos, pero me parece mas mono Donovan jijiji.
    Esperando mas mi bruji.
    Besos

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  2. jajaja
    Estamos en los primeros capítulos mujer, normal que no te decantes por ninguno todavía jajajajaj

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  3. Pero como que no et decantas aún por ninguno. Yo ya tuve los atisbos para ello...
    Esa atención de Nathan en la llamada, y esa sonrisa cuando ella le niega lo de liarse...

    Y mira que no me van los vampiros jajajajja

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  4. jaja E.J., mi hermana es así, un poco rara con los chicos de los libros jajajaaja pero que se le va a hacer
    me gusta eso de que a pesar de que no te van los vampiros, mi vampiro te haya gustado
    besazos

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