domingo, 5 de enero de 2014

Herida (Wounded)

¡Hola hola! jijijij Bueno chic@s, ya estoy aquí de nuevo. No vengo con el siguiente capítulo de mi libro, pero sí vengo con otro libro nuevo que espero que os guste también. He de decir que a mí me gusta salvo por el hecho de que hay momentos en que tiene demasiados párrafos y poco diálogo (como este primer capítulo que voy a publicar). Aún así tengo la esperanza de que sea de vuestro agrado :D. Este libro lo empecé a escribir hace un tiempo y no había pensado en publicarlo (por la razón de que hay mucho texto), pero como necesito tiempo para seguir escribiendo el otro, pues no se me ha ocurrido otra cosa jajajaja Así que nada, me dejo de rollos y les dejo con la historia.
Besos :3

CAPÍTULO 1

Soy la chica nueva y eso me fastidia.

Ya había asumido el hecho de que mis padres me enviaran a este lugar solo para no tener que sentirse culpables porque nunca estaban conmigo, pero que me enviaran a una academia de cazadores me resultaba excesivo. Hubiese soportado que me mandaran a un colegio privado, donde los únicos que van son niños ricos y mimados, o incluso un internado me gustaría más que esto la verdad.

Ser cazadores era lo que había llevado a mis padres a no poder estar nunca conmigo, ¿y ahora querían que siguiera sus pasos? ¿Pero es que estaban mal de la cabeza? ¿Cómo podían ser tan endemoniadamente malvados?

Ni siquiera se habían dignado a decírmelo a la cara, ya que me había enterado gracias a un correo electrónico de mi tía que hasta ese momento no sabía ni que yo existía. No habían tenido el detalle de consultarlo conmigo o al menos de haberme dejado elegir el lugar al que quería ir. Tan solo me habían echado como si fuera un perro y me habían metido en la perrera.

En realidad, ya casi no recordaba ni la imagen de mis padres porque hacía casi año y medio que no les veía sino a través de fotos. Tampoco resultaba una gran pérdida porque desde que tenía conciencia nunca había sentido la necesidad de estar en su compañía ni les echaba de menos, por lo que supuse que ellos sentirían más de lo mismo.

¿Era cruel por mi parte pensar eso?

Por otro lado, aquí, en el mundo real, por encima de todos mis enrevesados pensamientos, mi cuerpo, que no estaba acompañado por mi mente al cien por cien, se encontraba en frente de la gran fortaleza que suponía la Academia Snake. Y allí, parada en frente de mi peor pesadilla tuve ganas de gritar y descargar mi rabia.

Pero no lo hice. Simplemente no lo hice.

En cambio, seguí a la guardiana a la que le había tocado el marrón de recibirme y que supe que hacía todo lo posible por no salir corriendo. Y es que no había hecho ni el menor esfuerzo por ocultar mi mal humor y en aquel momento yo parecía más un buldog rabioso que una chica de diecisiete años. Y, por lo que me habían dicho, cuando yo me enfadaba hasta el mismísimo Satanás me temía.

¿Y aquello no podía ser malo, o sí?

En fin, con la rabia consumiéndome por dentro y la temerosa chica llevándome por todos lados hasta el despacho de la directora, el día no podía ir mejor. Caminaba a duras penas por los anchos pasillos de aquel lugar y de vez en cuando algún que otro alumno que acertaba a pasar por allí se me quedaba mirando con curiosidad. A esas alturas me resultaba realmente extraño no tener a un trillón de adolescentes a mí alrededor cuchicheando sobre mí, la nueva, escaneándome y visualizando cada uno de mis movimientos.

¿Es que había llegado a un extraño instituto donde no había clases sociales y donde todos se trataban bien entre ellos, como en una especie de sexta?

La verdad es que las clases sociales no me agradaban, pero si en aquel lugar no había y todos se trataban bien, no podría sobrevivir ni una hora. Podía llevarme bien con unas cuantas personas, ¿pero con un instituto entero? El trato a las personas no era mi punto fuerte y tenía un problema si iba a tener que hacerme amiga de más de quinientas personas.

Finalmente, después de tres años de incesante caminata, llegamos a lo que supuse que era el despacho de la directora. La guardiana, ahora más relajada, tocó la puerta y entró sin esperar una respuesta, estampándome la puerta en los morros. Con un suspiro de impaciencia me apoyé contra la pared y comencé a dar pequeños golpes al suelo con la punta del pie.

Al cabo de unos ocho minutos la chica salió, esta vez acompañada de un guardián al que parecía que acababan de despertar, y ambos me condujeron lejos de allí. La verdad es que lo único de lo que me había percatado hasta el momento era que el servicio de protección y vigilancia de aquel sitio no era para nada eficiente. Vamos, ¿me están tomando el pelo? ¿Una guardiana que temía a la chica nueva y un guardián que se echaba una siesta cuando se suponía que tenía que estar alerta?

No me fastidies.

Total, que al final terminamos en el lado opuesto al  despacho de la directora, en lo que me pareció que era el comedor de la academia. Y digo que me pareció eso porque el recinto estaba plagado de adolescentes hablando entre ellos  sentados en las distintas mesas allí distribuidas y no se podía decir con claridad que aquello fuera un comedor. Aquella habitación tenía el tamaño de la mitad de un estadio de fútbol e incluso así todavía había algún que otro estudiante de pie porque ya no había sitios libres. Al final del todo se encontraban las mesas principales, por así decirlo, ya que estaban situadas en lo alto de una especie de altar y eran mucho más elegantes y refinadas que las asignadas a los estudiantes. Justo en medio de esas mesas se encontraba una enorme silla del trono, donde estaba sentada la directora, y en frente había un atril de madera tallado a mano.

En cuanto puse un pie dentro del comedor los dos guardianes que hasta ahora me habían escoltado desaparecieron de la faz de la tierra y me dejaron allí sola, en la puerta.

- Cobardes- susurré.

Intentando no llamar mucho la atención, me arrimé a una esquina y me crucé de brazos esperando a que pasara lo que quisiera que fuera a pasar. Mientras tanto un par de alumnos se me quedaron mirando, pero apartaron la vista al ver que yo les miraba y no pude evitar sonreír.

En ese momento la directora se levantó y se puso en pie ante el atril. Les dedicó una mirada tranquilizadora a los que creí que eran los profesores y luego miró a su alrededor. La estancia se quedó en un profundo e inaguantable silencio y tuve ganas de soltar el grito que antes me había aguantado. Odiaba el silencio en todo momento excepto cuando era inigualablemente necesario. Ante aquello, no pude evitar aclararme la garganta, para añadir al menos un mínimo sonido a aquella habitación, y eso provocó que todo el mundo me mirara.

Hasta la directora me miró, dándose cuenta por primera vez de mi presencia allí. Levanté las cejas a modo de saludo hacia ella y esbocé una pequeña y apenas visible sonrisilla. Ella me hizo un leve asentimiento con la cabeza y volvió a prestar atención a quienes la rodeaban. La mayoría de la gente se giró de nuevo para mirar a la directora, pero unos pocos se me quedaron mirando, cada uno con distintas expresiones en el rostro, pero igualmente molestos para mí.

- Queridos alumnos- comenzó la directora-, como ya os hemos dicho antes, esta institución se encuentra bajo la amenaza de un grupo de vampiros que solo buscan destruir la academia y, con la ayuda de los profesores y los guardianes, he tratado de defendernos a todos lo mejor posible- toda la sala se llenó de inquietos susurros, a la espera de la mala noticia.

Yo me encontraba en estado de no saber cómo reaccionar, ya que aquella información me daba a entender que mis padres habían firmado mi sentencia de muerte sin saberlo porque, visto el mal servicio de guardianes, una no se podía esperar sobrevivir si dependía de ellos. Lo único que me aliviaba era que al menos tendría la posibilidad de luchar porque mi padre me había entrenado durante el tiempo en que el trabajo no era su prioridad.

Y, no es por presumir, pero soy de las mejores en el campo de batalla.

- Lamentablemente nuestros esfuerzos no han servido para evitar que nuestros enemigos se acerquen a la escuela y uno de vuestros profesores ha tenido la mala suerte de tropezarse con uno de ellos mientras patrullaba- los susurros se pararon en seco ante la mención de aquello, pero no había ningún signo de tristeza en los rostros de ningún alumno.

Ni de nadie, en realidad.

Aquello se ponía cada vez más interesante. ¿Un profesor asesinado? Peor todavía, ¿un profesor patrullando? Jamás había escuchado algo tan absurdo como aquello y no pude evitar que se me escapara una pequeña risilla, gesto que, en aquel silencio, se escuchó en toda la estancia. Cuando todos se giraron para mirarme con expresión confusa casi se me hacía imposible aguantar la risa, pero me contuve y me mordí el labio. Al mirar a la directora vi que me observaba con curiosidad y desconcierto al mismo tiempo, y yo tan solo me encogí de hombros.

- Este suceso nos da a entender que la academia ya no es lo suficientemente segura- continuó la directora-, así que hemos pedido permiso y el director de la Academia Sullivan nos ha dejado alojarnos en su institución- esta vez los susurros que se formaron eran de excitación. En cambio, lo único que yo quería hacer en ese instante era darme de golpes contra la pared hasta despertarme de aquella pesadilla.
¿Más mudanzas? Por favor, ¿qué he hecho yo de malo para merecer esto? Yo lo único que quería era saber cuál sería mi habitación, encerrarme en ella y tirarme en la cama a dormir un rato. ¡¿Era eso demasiado pedir?!

- En cuanto salgáis de esta sala quiero que vayáis a vuestros cuartos y que empaquetéis todas vuestras cosas porque nos vamos esta noche, ¿entendido?- se escuchó un prolongado y animado “sí” por parte de los alumnos y, dicho y hecho, todos se fueron a hacer sus maletas.

Nada más se marchó el último alumno, ocupé una de las mesas más cercanas y me acosté boca arriba encima del banco situado allí. No era lo más cómodo del mundo, pero sí lo más cómodo que había encontrado hasta ahora. Puse un brazo sobre mis ojos para que la luz no me molestara y dejé el otro colgando.

En ese instante solo deseaba poder estar en mi casa, en mi cama en realidad, viviendo mi vida alejada de todos estos absurdos problemas. Si lo pensaba bien, mis problemas habían empezado hacía como un mes atrás más o menos, cuando el jefe de un estúpido clan de vampiros me ofreció unirme a ellos. Mi rotundo “no” le hizo entender que yo no era alguien fácil y se había marchado después de aquello. Pero como él mismo había dicho antes de irse, ese no había sido el final, por lo que volveríamos a vernos de nuevo. ¿Sería el clan que estaba amenazando esa academia el mismo que quería que me uniera a ellos?

De repente un ruidoso sonido me despertó de mis pensamientos. Al parecer uno de los alumnos ya había terminado de empacar porque aquel ruido provenía de las ruedas de una maleta de viaje y aquel escándalo resultaba realmente molesto. Me froté los ojos con lentitud y bostecé. Me senté apoyando la espalda en la mesa mientras doblaba una rodilla contra mi pecho y observé a quien acababa de llegar.

Era una chica alta y delgada, con el pelo rubio platino y unos ojos verdes intensos. Su rostro tenía forma ovalada haciéndola parecer más adulta y refinada. Tenía lo adecuado como para ser la típica niña pija que se cree la nova más, pero nada de ella daba a entender que fuese de esas. Vestía unos jeans azul marino ceñidos con algún que otro roto y una sudadera tres tallas más grande que ella. Lo único que daba a entender que no era una vagabunda era sus zapatillas nuevecitas, de esas que no hacen ni una semana que salieron al mercado, y la maleta de Buttoni dorada brillante.

- Oh, siento haberte despertado.- dijo apenada.

- No estaba durmiendo- contesté-. Y tú, ¿cómo es que ya has terminado?- ella me miró un poco avergonzada y se acercó, sentándose en el otro banco que correspondía a la mesa donde yo estaba.

- Mi prima estudia allí- contestó.

- Entiendo…- añadí mientras asentía con la cabeza.

- Y tú eres la nueva, ¿no?- preguntó.

- Daniela- la corregí-. Pero puedes llamarme Dani- me encogí de hombros-, o con todas las abreviaturas que se te ocurran con ese nombre.

Ella sonrió ampliamente.

- Yo soy Julieth-      dijo relajándose de repente, como si me conociera de toda la vida-. Y creo que te llamaré Dani.

4 comentarios:

  1. Interesante historia.

    Y no comprendo por que no te hace gracia el que tenga mucho dialogo. Son también novelas mucho más interesantes, pues te acercan más al protagonista!!!! Así, que ya te estas dando caña en subirme siguiente
    capi!!!!

    jejejjeje

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  2. Jajaja Gracias E.J, que bien que te haya gustado y espero que le guste a más gente jijiji
    Besoos

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  3. Mi bruji, me encanta, por fin voy a continuar esta historia, bieeeeeeeeeen (aplausos jijijijiji).
    ¿¿¿¿No te acuerdas que leí los primeros capítulos y me dejastes esperando???? Pues ya sabes, ahora si estas obligada a continuar la historia, porque me gusta muchiiiiiiiiisimo, que me la dejastes a medio.
    Besitos

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  4. Si me acuerdo de que la empezaste a leer jijiji Y no te la deje a medio, fuiste tú, que te mandaba los capítulos pero no los seguiste leyendo jijiji
    Besos fea :D

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