lunes, 13 de enero de 2014

Herida(Wounded)

CAPÍTULO 2


Habían pasado como unas tres horas y ya eran las diez de la noche.

El comedor estaba plagado de adolescentes revolucionados y listos para salir de allí como balas en cuanto se lo permitieran. Algunos guardianes ya se habían encargado de llevarse las maletas a las guaguas, por lo que allí solo faltaba que nos dijeran que nos marcháramos. En aquel tiempo transcurrido, Julieth ya me había presentado a todos sus amigos, que, sin contarla a ella, eran un total de tres; Abril, su mejor amiga, alta, morena y que, según Julieth, era realmente simpática con ENORMES sueños de futuro, aunque ahora lucía completamente deprimida y atontada; Logan, el novio de Abril, que para mí, a simple vista, era un chulito de la “m” que no buscaba ninguna relación seria, al contrario que Abril, y tan solo pretendía darse un par de revolcones, aunque, para mi sorpresa, incluso con esa actitud de ligón, le caía bien a la mayoría de la gente; y por último, Sic, un empollón de matrícula de honor algo tímido, con los músculos bien marcados debajo de la camiseta.

En aquel momento estábamos Julieth y yo solas, ya que Logan se había marchado por su cuenta y, cómo no, Abril había ido tras él, mientras que Sic se había ido con sus amigos.

- ¿Y qué te han parecido?- preguntó Jul, que era como yo había decidido llamarla.

- ¿Quiénes? ¿Tus amigos?- ella asintió-. Están bien, o al menos Abril y Sic me caen bien.

Al parecer, Jul se esperaba algo así porque lo único que hizo fue apretar los labios y asentir con la cabeza mientras miraba fijamente la mesa.

- Le dije que ese chico no le convenía, pero es muy inocente y está “ciega de amor”.

- ¿Y finges que ese imbécil te cae bien?- dije levantado una ceja.

- Abril es mi amiga y las amigas se apoyan- susurró.

- Puede que tengas razón- me encogí de hombros cuando lo dije-. Pero te lo digo desde ya para que después no me eches la bronca: yo no pienso fingir que me cae bien.

- Me parece razonable- dijo volviendo a asentir y mirándome con una sonrisilla-. Y dime, ¿puedo saber por qué has acabado en este lugar?- hizo un gesto de desdén hacia la academia en general.

- Mis padres- dije con desgana-, ¿y tú?

- Mis padres, también, pero se podría decir que es por mi familia en general- me acerqué a ella, interesada por el tema.

- ¿A qué te refieres?- pregunté.

- Bueno- comenzó a decir-, digamos que mi familia es una de las más ricas e importantes en este mundillo sobrenatural, y mis tíos y padres quieren extender nuestro poderoso linaje por todo el mundo, así que nos envían a todos sus hijos a distintas academias para que consigamos grandes logros y reconocimientos, ¿entiendes?- yo asentí y ella dio por terminada su explicación-. ¿Y tú qué? ¿Qué pasa con tus padres?- preguntó.

- Nada interesante- dije encogiéndome de hombros-. Lo que pasa es que están muy ocupados con su trabajo de cazadores y me han mandado aquí a mi suerte para no tener que verse obligados a atenderme- la cara de Jul se quedó sin expresión-. No pongas esa cara de fantasma deshidratado, ya estoy acostumbrada. Llevo desde que nací siendo ignorada por ellos, así que no es nada del otro mundo.

Ella abrió la boca para decir algo pero su voz fue acallada por la de la directora.

- Chicos- se la escuchó decir desde la puerta-, nos vamos.

La estancia estalló en un gran murmullo de alegría y excitación, y Jul se rio ante la escena, aunque lo hacía más por mi cara de fastidio que por el ruido. Ambas nos levantamos de nuestros asientos y nos unimos a la marabunta para poder salir. Entre todas aquellas personas me sentía como una sardina enlatada cubierta de aceite, porque todo el mundo me rozaba al pasar a mi lado y, como allí dentro hacía algo de calor, todos los que me tocaban dejaban un rastro de sudor a su paso.

En definitiva, ¡era realmente asqueroso!

Intenté no pensar en eso durante el tiempo en el que estuve allí metida, y respiré aliviada cuando logré salir. Busqué a Jul entre la gente, pero no la vi, por lo que supuse que la había perdido mientras salíamos. Y no me sorprendía, la verdad, porque con toda la gente que había allí se podía crear un nuevo país para nosotros solos. Bueno, y ahora que lo pensaba bien, ¿cómo íbamos a caber todos en la Academia Sullivan si allí había más estudiantes? ¿Tendría que estar rodeada de más gente todavía? Y lo peor de todo, ¿tendría que compartir cuarto con una manada de chicas?

De solo pensarlo ya me dolía la cabeza, así que me despreocupé de eso mientras me dirigía fuera, donde las guaguas nos esperaban en la oscura noche. Había una infinidad incontable de ellas allí fuera y algunas ya se marchaban cargadas de alumnos.

A pesar de que ya era de noche y que estábamos en mitad de ninguna parte de la montaña, no hacía mucho frío, y tan solo una débil y refrescante brisa presenciaba nuestra marcha. Las hojas de los árboles que nos rodeaban le susurraban a la brisa cuando esta las rozaba y los animales, callados en su escondite, escuchaban atentos lo que estas les decían. Mientras, a este lado del bosque, los adolescentes seguían saliendo del edificio, pero ahora lo hacían en pequeños grupitos de cuatro o cinco personas.

Justo entonces, Logan y un par de chicos salieron, seguidos por una demacrada Abril que solo buscaba un poco de atención por parte de su novio. Este pasaba de ella, como si no fuera más que otra baldosa de las otras muchas que había en el suelo y ni siquiera notase su existencia. Nada más verme, Logan y sus amiguitos se aproximaron y yo tuve que reprimir las ganas de vomitar.

- Hola Daniela- dijo Logan parándose en frente de mí.

- Hola Abril- dije yo con un gesto de mano, ignorándole a él.

Esto pareció cogerle con la guardia baja porque durante una milésima de segundo su autoestima se arrastró por el suelo, pero se recompuso tan rápido como se había desanimado.

- ¿Y Jul? ¿No estabas con ella?- preguntó él sin especial interés.

- Nos hemos separado mientras salíamos- dije.

- ¡Oh! Pues vente con nosotros- sugirió-, así no estarás sola- quise reírme, pero me aguanté.

- No, pero gracias. Estoy bien así- por lo visto Logan no estaba acostumbrado a que le rechazaran, porque la cara que puso por mi rechazo no tiene posible descripción-. Hasta luego, Abril.

Ella me sonrió y luego se acercó a donde su novio me miraba con estupefacción. Cuando este logró recobrar la compostura rodeó a Abril por la cintura, la apretó contra él y le dio un violento beso en los labios. El rostro de ella cuando el beso terminó estaba completamente iluminado, y al ver que él seguía rodeándola por la cintura, casi se desmaya.

Me di media vuelta y me dirigí a la guagua más cercana. Para mi sorpresa estaba casi vacía, y me senté en el asiento más cercano a la salida. Allí dentro olía a chicle, a sudor, a pino y a zapatillas viejas.

Los típicos olores de una guagua que se usa día sí y noche también.

El conductor era un calvo regordete con unas ojeras bien definidas y unas manos sudorosas aferradas al volante, esperando impaciente para poder salir de allí. Los amigos de Logan entraron en ese momento, seguidos por una entusiasmada Abril y un enfadado Logan, que casi echaba humo por las orejas. Se sentaron al final del todo, y agradecí la gran distancia que eso ponía entre ellos y yo.

Fuera, en la noche, iluminados por los faros delanteros de la guagua en la que yo estaba, Jul y Sic hablaban animadamente mientras venían hasta la puerta. Se veían felices y realmente cómodos el uno  con el otro, y no pude evitar pensar en esas películas románticas en las que todo es como un cuento de hadas y te sientes como si volaras en una nube. Cuando entraron me tapé la cara con el pelo para que no me reconocieran y fingí estar dormida, ya que no quería romper ese buen ambiente que había entre ellos en aquel momento. Esperé hasta que ambos pasaron de largo por mi lado y volví a colocarme bien.

En realidad, nunca he creído que el amor fuese algo tan maravilloso como todos dicen, porque casi siempre acarrea un montón de problemas y un sufrimiento innecesarios. Jamás me había planteado el enamorarme, y tampoco pensaba hacerlo hasta dentro de muchísimo tiempo, cuando tuviese arrugas por todo el cuerpo y usase un bastón para andar. Además, en este mundo la mayoría de los hombres que hay no merecen la pena, y los que creemos que la merecen al final resultan ser unos imbéciles de tomo y domo. Un ejemplo de ello es Logan.

Más gente entró en la guagua y, cuando todavía ni la mitad de los asientos estaban ocupados, el conductor calvito puso el vehículo en marcha y se encaminó hacia nuestro siguiente destino.

El infierno.

4 comentarios:

  1. Muy bien, otro capiiiiiiiiiiiitulo jijijiji, gracias hermanita.
    Muchos besos

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  2. De nada muchacha jijiji Para eso estamos :D

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  3. Interesante... Reniega del amor!!!! jajajja, mucho me temo que no va a poder renegar. Creo que nos encontraremos con un chico muy muy .... aichhhh de esos que te hacen suspirar!!!!!

    Quiero mas!!!!!!

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  4. ay ay ay creo que tienes razón en cuanto al chico que hará os suspirar, pero no sé yo si aparecerá en este primer libro (ups, me he ido de la lengua jijijijijijiji) No adelantaré nada más jajajajajaj
    Besos

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