miércoles, 5 de febrero de 2014

Herida(Wounded)

CAPÍTULO 4



- ¿Intentas hacer que te maten?- preguntó encolerizada Jul entrando como un torbellino a mi habitación.

Detrás de ella, Betty entró más calmadamente, cerrando la puerta tras de sí y sentándose pasivamente en mi cama.

- ¿Qué, chicas? ¿Ya os habéis instalado?- pregunté.

- Oye, no me cambies de tema- dijo Jul-. ¿Es que has venido aquí solo para que te maten?

- ¿Para que me maten?- me reí-. Mira Jul, te diré dos cosas como amiga tuya que soy: primero, si quisiera que alguien me matase, iría a un lugar mucho más peligroso que este. Y segundo- me acerqué a ella-, ni esa tipa ni nadie me pondrá una mano encima sin mi consentimiento y, si lo intentan, bueno- me encogí de hombros-, quien sabe lo que pasará.

- Pero esas tías son despiadadas- insistió-. No sabes lo que son capaces de hacer, sobretodo Sol.

Quise protestar, pero no tenía ganas de seguir discutiendo con ella, así que simplemente me quedé en silencio y seguí colocando mis cosas. Ya con las habitaciones asignadas y después de que el director terminara de dar su discurso de bienvenida, me había ido a mi respectiva habitación y había comenzado a alojarme.

Aquel cuarto era grande, con un baño bien equipado, con una bañera con hidromasaje para el tiempo de relax y un plato de ducha para los baños rápidos, y una pequeña cocina en una esquina de la habitación, con una despensa y una pequeña nevera. Supuse que, al estar el cuarto en la zona donde se hospedaba el profesorado, aquellos “lujos’’ eran un extra para aumentar la comodidad de los profesores. Lo único que me pareció raro fue que la cama fuese de matrimonio, pero en fin, no me voy a quejar porque me dejen una cama más grande. En cuestión al cuarto en general, todo era perfecto pero, como siempre hay algo malo que tiene estropear lo bueno que está pasando.

Y en esta ocasión, un uniforme ocupaba todos mis pensamientos.

Y es que, nada más cruzar la puerta de mi habitación, la directora había venido a entregarme el uniforme oficial de la academia Snake. En un principio había pensado que era una broma, pero en cuanto un guardia entró con una percha en la mano, supe que iba en serio.

Pero venga, ¿uniforme? Ni cuando iba a los institutos normales había tenido que usar uno, y ahora parecía una colegiala con una mini-falda mona. La blusa era blanca con las mangas por debajo de los hombros, la típica que usan los camareros de un restaurante, y la mini-falda negra combinaba con mi pelo, también negro. El que hubiese diseñado aquello había buscado diseñar lo más sencillo y poco trabajoso del mundo y, tan solo para añadirle algún mísero complemento, el conjunto venía con unas medias-calcetín blancas, que se sujetaban fuertemente por encima de la rodilla. Con respecto a los zapatos, podíamos llevar los que quisiéramos siempre y cuando hicieran juego con el resto del conjunto, es decir, que fuesen de color negro. Y, como yo de esos no tenía muchos, por no decir ninguno, Jul se había ofrecido a prestarme un par de los suyos.

¡Y vaya con los zapatos que me había prestado!

Yo le había pedido unos sencillitos, con los que poder hacer mí día a día, aunque fuesen la cosa más fea del mundo, pero, aprovechando la ocasión, Jul me encasquetó unas botas, o más bien botines, de tacón de  caña baja. Y si antes parecía una colegiala con una mini-falda mona, ahora era toda una colegiala pija con un mini-falda y unos tacones monísimos.

Odio esto.

- ¡Eh, Dani! ¡Dani! ¡Daniela!- gritó Jul.

- Dime- dije yo volviendo en mí.

- ¿Irás?

- ¿Ir? ¿A dónde?- pregunté, anonadada.

- ¿Acaso has escuchado algo de lo que te he dicho?- preguntó un poco molesta.

- Si te digo la verdad, no- me encogí de hombros.

- Dios…- maldijo ella mientras se masajeaba la sien-. Pues verás, la cosa es que los chicos han pedido permiso para organizar una fiesta en el bosque para que así ambas academias nos “conozcamos mejor’’ y les han dado permiso, así que esta noche… ¡fiesta!- esta última palabra la acompañó con un salto desde mi cama hasta el suelo, seguido por un baile gracioso pero a la vez casi estúpido.

- ¿Es obligatorio ir?- pregunté con una pequeña sonrisa. Pensaba asistir, pero quería ver como actuaba ella ante mi posible negación sobre lo de ir a la fiesta.

- ¿Es que no quieres ir?- me preguntó, parando en seco su baile. Me mordí el labio para evitar sonreír al ver su cara de estupefacción.

- No sé- me encogí de hombros-. Tal vez sí, tal vez no. Depende de qué humor tenga esta noche.

- Estás de coña, ¿no?- dijo Jul, observándome detalladamente.

- ¿Tengo cara de estar de coña?- pregunté mientras ponía cara seria.

- Pero si nos lo vamos a pasar súper bien- dijo acercándose a mí-. Será la mejor fiesta del mundo.

Arqueé una ceja como diciendo “¿Estás segura?’’, y ella solo asintió.

- Está bien- dije mientras colgaba en la percha una blusa-, iré.

- ¿Y qué nos pondremos?- preguntó mientras cogía la percha con la blusa y la observaba-. Esta blusa es bonita.

La blusa era de tela color azul, con las mangas a la altura de los codos y con botones blancos.

- Puedes quedártela- dije acostándome en la cama al lado de Betty.

- ¿Qué? No, no me la puedo poner- dijo-. Me quedaría muy floja, no se ajustaría a mi cuerpo.

- ¿De verdad? A mí se me ciñe perfectamente.

- Oh claro, eso es evidente- ella sonrió-. Pero eso es porque tus tetas son superiores a las mías.

- Ponte relleno.

- ¿Relleno? ¿Acaso tengo cara de suicida?- preguntó alarmada-. Las vampiras son unas arpías, y saben cómo dejar a la gente en ridículo, sobre todo a las chicas. Ya han dejado a muchas en ridículo por culpa del relleno, y yo no pienso unirme a la lista.

- ¿Arpías? Yo las veo más como estúpidas.

- Comentarios como ese deberías tragártelos- dijo Jul en tono serio-, porque si no, acabarán dándote una paliza.

- Pero qué poca confianza- dije, levantando la cabeza para mirarla a la cara-. ¿Y si soy yo las que les da una paliza?

Entonces alguien llamó a la puerta.

- Hola chicos, pasad- dijo Jul animadamente.

Sic, Abril y dos humanos que no conocía entraron, y yo me senté para dejar espacio en la cama para que se sentaran. Los dos a los que no conocía eran un chico y una chica. Él era alto, moreno y de ojos azules, mientras que ella era bajita, morena y de ojos marrones.

- Hola- dijo ella con gran ánimo.

Aquella muchacha era tan menuda que podría ser fácilmente uno de los siete enanitos de Blancanieves. Su pelo rizado le llegaba hasta la altura de los hombros y algún que otro reflejo rubio se repartía por todo su brillante pelo.

- Hola- dije yo.

- Me llamo Ámber- dijo con una sonrisa-, y ese de ahí es mi hermano Timy- señaló hacia el chico alto, que hizo un pequeño asentimiento con la cabeza a modo de saludo.

Tenía toda la pinta de ser un jugador de baloncesto, y es que casi no podía entrar por la puerta de tan alto que era. Mirando a ambos hermanos detenidamente, no tenían que ver nada el uno con el otro, excepto porque los dos tenían el pelo rizado, pero por lo demás, nada.

- Yo soy-

- Dani, lo sé- me interrumpió Ámber con gran entusiasmo-. Me impresionó mucho lo que hiciste en el comedor, fuiste muy valiente.

- Mm…gracias. En real-

- ¿Visteis la cara que se le quedó a Sol cuando le contestaste?- siguió-. Juraría que es la primera vez que alguien le lleva la contraria, aparte de Kile White claro.

- Pues debería-

- Y hablando de Kile- volvió a interrumpirme Ámber por tercera vez en un minuto-, ¿sabéis qué? Al parecer su viaje de negocios familiar a terminado antes de lo previsto y es que bueno, con Kile al mando del negocio…-

Estaba claro que a aquella niña le gustaba hablar, y mucho, y al parecer a ninguno de los allí presentes, excepto a mí, parecía sorprenderles. Mientras contaba la vida de ese tal Kile, Ámber se había sentado en mi cama y lucía su mejor sonrisa de orgullo. A pesar de lo rápido y tanto que hablaba, su respiración era normal y no había indicios de que se estuviese agitando. Esa muchacha tendría que tener el corazón más grande de toda la academia, y me preguntaba si los vampiros no se habrían dado cuenta o si simplemente se hacían los tontos.

- ¡Oye Dani!- me llamó Ámber-. Me escuchas ¿o qué? Ahora tendré que empezar a contarlo todo de nuevo- ante esto, todos contuvieron la respiración y me miraron desesperados.

- ¡Oh, no no no! No hace falta- dije rápidamente-. Tú ve directamente al grano.

- En definitiva- continuó ella como si nada hubiese pasado-, que Kile va a volver esta noche.

- ¡¿Qué!?- exclamó Jul alarmada-. Espera, ¿en serio?

- Totalmente- afirmó Ámber-. Se lo escuché decir a Sol por casualidad, y ya sabes que Sol está al tanto de todo lo que hace Kile con respecto a los negocios gracias a que su padre trabaja con él, así que tiene que ser cierto, ¿no?

Todas las chicas estaban revolucionadas y hablaban sin parar de aquel chico.

- ¡Hey, oigan!- dije, y todas me miraron-. ¿Podrían decirme quien es ese tal Kile?

2 comentarios:

  1. Bien, bien... poco a poco te vas acercando a donde yo lo deje jijijiji.
    Muy bien, me encanta mi vida.
    Muchos besos

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    1. Jajajaja Sí, trataré de publicar el siguiente lo antes posible. Y a ver si avanzo con el de Lilianne, Donovan y Nathan, porque se me fue la inspiración y ya no he seguido :'(
      Besoos

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