viernes, 20 de septiembre de 2013

Reflexión...

Como estos días he estado ocupada con el instituto, una de las cosas que he hecho ha sido revisar libretas viejas en busca de hojas que aprovechar, y mientras lo hacía, he encontrado una reflexión que yo misma escribí hace un tiempo:
''A veces me pregunto, ¿por qué existimos?
Los que son felices disfrutan con lo que tienen pero, ¿y los que no lo son? ¿Qué pasa con ellos? Cuando alguien me pregunta por qué vine a este mundo yo le respondo ''Porque tuve que hacerlo'', pero dentro de mí la pregunta nunca ha tenido respuesta. Y yo me pregunto: esos que son desdichados, aquellos desgraciados a los que la vida no les sonríe, ¿para qué habrán venido? ¿Para eso? ¿Para sufrir y ser desdichados? A lo que inmediatamente me respondo:
No, para nada.
Porque los que han sufrido o están sufriendo, saben que algún día ese sufrimiento se convertirá en un obstáculo superado, en un recuerdo más para nuestro álbum de la vida. Algunos se sentirán realmente reconfortados después de tanto dolor, ya que la tormenta habrá pasado y están preparados para ver la luz del día nuevamente. Otros se sentirán ganadores, añadirán este logro a su escaparate de trofeos y cada vez que recuerden esta victoria estarán orgullosos de sí mismos.
Lo que quiero decir es que esos que no son felices no lo son porque hayan nacido para serlo, sino para experimentar ese sentimiento de satisfacción que se siente cuando todo termina. EL VERDADERO SABOR DE LA FELICIDAD.
Y después de toda esta conclusión una nueva pregunta se forma en mi cabeza. ¿Qué pasa con los que no lo superan? Bueno, puede que, de todas las cuestiones que plantearé sobre este tema, ésta será la más difícil de contestar.
Unos se encierran en sí mismos.
Otros lo ocultan y cuando están solos se descargan libremente.
Unos pocos dañan a sus personas más queridas para verse rodeados de gente que son como ellos, gente que sufre.
La mayoría, muy a mi pesar, se dañan a sí mismos y no son capaces de entender que tienen un problema.
A esas personas que no logran superarlo no pienso obligarles a sobreponerse, pero sí les digo que, aunque no soy más que una adolescente, se detengan un momento a pensar: ¿Vale la pena? Y si lo vale, ¿por qué no te apuntas a boxeo? Allí podrás descargar todo tu dolor sin tener que darle explicaciones a nadie. Con cada golpe te harás más fuerte, hasta el punto en el que ya no pensarás en el sufrimiento anterior como algo malo, sino como algo que te ha hecho poderoso y triunfador incluso aunque seas de lo peorcito en el rin''.
Y eso es todo.
Espero que os haya gustado.
Saludos y muchos besos.
Thais.

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